Miley Cyrus: metamorfosis de una estrella indomable

Desde los sets coloridos de Hannah Montana hasta los escenarios más audaces del rock contemporáneo, Miley Cyrus ha tejido una carrera marcada por la reinvención. Nacida como Destiny Hope Cyrus en Franklin, Tennessee, en 1992, su apodo “Smiley”, luego simplificado a Miley, anticipaba el carisma que la llevaría a convertirse en un ícono pop de alcance global.
Hija del cantante de country Billy Ray Cyrus y ahijada de Dolly Parton, Miley creció rodeada de música. Desde joven mostró una energía arrolladora y una vocación clara por la escena. Su salto a la fama llegó en 2005 gracias a Disney Channel, cuando protagonizó la exitosa serie Hannah Montana, que no sólo la convirtió en una sensación juvenil, sino que le abrió las puertas del mundo discográfico. El fenómeno fue tan grande que la banda sonora de la serie superó los tres millones de copias vendidas.
Pero Miley nunca estuvo dispuesta a ser encasillada. Su evolución musical fue acompañada por transformaciones estéticas, gestos de ruptura y una actitud desafiante. Álbumes como Breakout, Can’t Be Tamed o el explosivo Bangerz —con sus icónicas y controvertidas Wrecking Ball y We Can’t Stop— marcaron su paso del pop adolescente a una imagen más provocadora y experimental.

A lo largo de su trayectoria, Cyrus ha incursionado en géneros como el country, el hip hop, el pop-rock e incluso el folk introspectivo. Su versatilidad le ha valido comparaciones con leyendas como Madonna y David Bowie, por su capacidad de transformarse sin perder su esencia. “No puedes tener luz sin oscuridad”, ha dicho. Su vida, marcada por episodios difíciles como su lucha con las drogas o su mediático divorcio de Liam Hemsworth, también ha sido una fuente de inspiración artística.
Hoy, a sus 30 años, Miley está lista para una nueva etapa con Something Beautiful, un álbum que combina 13 canciones originales con un proyecto visual de alto impacto. La dirección artística, concebida por la propia cantante junto a talentos como Jacob Bixenman y Benoît Debie, mezcla dramatismo y moda en una propuesta que desborda ambición.
Los estilismos han sido pensados al detalle: creaciones de Thierry Mugler, Jean Paul Gaultier y Alexander McQueen, entre otros, dan vida a un universo visual que trasciende lo musical. Cómo asegura su estilista Bradley Kenneth, Miley “no solo lleva ropa, la reinterpreta”.
Más que una cantante, Cyrus se ha convertido en una figura de referencia cultural, un puente entre generaciones, estilos y expresiones artísticas. Su arte no se conforma con entretener: busca conmover, cuestionar y transformar. Y en ese camino, Miley Cyrus sigue escribiendo —a su manera— una de las historias más fascinantes del pop contemporáneo.